Ningún argumento debería estar por encima de la soberanía de los pueblos y su sistema democrático representativo. Por eso pedimos que Venezuela no sea intervenida ni militar ni políticamente.
La situación política actual de Venezuela es parte de un nuevo ciclo injerencista de Estados Unidos. Las razones verdaderas de la intervención de EEUU se vinculan al control de las materias primas, que en el caso de Venezuela son gigantes: se trata de la reserva de petróleo certificada más grande del mundo, la segunda reserva de gas y la tercera de oro entre otros minerales preciados. El interés de los EEUU lo reconoció el Asesor de Seguridad del Presidente Trump, John Bolton el 30 de enero, al afirmar que están conversando con las principales compañías estadounidenses para que esas empresas “produzcan el petróleo en Venezuela”, y admitió que para lograr este objetivo, es necesario derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro; intervención que definió como una “oportunidad de negocios”.
Más allá de las consideraciones políticas internas sobre la situación en Venezuela y la crisis que atraviesa (magnificada por el cerco comercial, económico y financiero responsable principal de la escasez y la inflación inducidas, mas los efectos de la guerra mediática y las operaciones de guerra psicológica) la intervención política y militar en este país por parte de EEUU y sus aliados Internacionales seria una catástrofe. En la actualidad los desastres humanitarios más importantes del mundo tienen sede en espacios territoriales donde Estados Unidos ha tenido un rol bélico preponderante. Los casos de Libia y Yemen son quizás los más paradigmáticos. Si miramos la historia en nuestra región la participación de EEUU en golpes de Estado en donde alentó, apoyó, financió y condujo los golpes sangrientos de Pinochet en Chile, Videla en Argentina y todas las dictaduras pronorteamericanas en América Latina y el Caribe en el siglo XX han dado paso a los momentos mas oscuros de nuestro continente.
En la actualidad en parte de América Latina esta actitud violatoria del derecho internacional e injerencista ha sido avalada por “El grupo de Lima” al reconocer la autoproclamacion del parlamentario Juan Guaidó como “presidente encargado” y justificar la intervención militar Norteamericana. El gobierno Argentino (miembro de este grupo) esta alimentando un nuevo periodo colonial en donde la fracción más concentrada del capitalismo transnacionalizado gritan sus intereses en Latinoamérica sin eufemismos ni disfraces. La creación de un Estado paralelo centrado en la Asamblea Nacional abre el escenario para la profundización de la crisis y el desencadenamiento de un conflicto interno armado, una guerra civil con participación internacional. Un escenario devastador para la población y para la República venezolana, la cual podría desmembrarse y ser objeto de rapiña por diferentes intereses internacionales, como ha sucedido en otras regiones del mundo como consecuencia de intervenciones imperialistas recientes. La situación generada niega la existencia de la democracia tal como la concebimos hoy día y pone en jaque la estabilidad en la región.
Nosotres documentalistas, como parte del pueblo Argentino, pedimos el fin del bloqueo económico y rechazamos el intervencionismo estadounidense, así como cualquier otra forma de injerencia extranjera. Llamamos a respetar los principios de no intervención, resolución pacífica de los conflictos e igualdad jurídica de los Estados. Venezuela no debe convertirse en campo de batalla internacional. Es el pueblo venezolano quien debe decidir su destino.
¡No al golpe de estado promovido por Estados Unidos en Venezuela! ¡Si a la Autodeterminación de los pueblos!
Realizadores Integrales de Cine Documental (RDI)
Documentalistas Argentinos (DOCA)
Red Argentina de Documentalistas (RAD)
Directores Independientes de Cine (DIC)